A pesar de ser una de las grandes promesas del Masters de Augusta y de haber tenido un prometedor inicio, Tiger Woods abandonó el campo el domingo por la tarde una vez más con las manos vacías. Su tarjeta de 70 golpes, dos bajo par, lo dejó con un total de 283, cuatro golpes detrás de la cifra que envió al australiano Adam Scott y al argentino Miguel Cabrera al desempate.
El momento decisivo de Woods en este torneo fue el extraño incidente en el hoyo 15 el pasado viernes. Woods estaba empatado en el liderato con cinco bajo par. El disparo de Woods en el 15to hoyo de la segunda ronda chocó contra el asta de la bandera y se fue al agua.
Woods tuvo entonces tres opciones para dropar. La primera era acudir al área de dropaje, pero la descartó porque el terreno estaba demasiado embarrado y húmedo debido a las lluvias de la mañana. La segunda era golpear desde el mismo sitio que lo había hecho antes, “lo más cerca posible”, según la norma. La tercera, hacerlo desde la línea de entrada de la bola al agua tan lejos como quisiera, a su izquierda. Woods, sin embargo, retrocedió “un par de yardas” (menos de dos metros) y repitió el golpe, sin tener en cuenta la línea de bandera. Es decir, que no respetó ninguna de las tres posibilidades de dropaje que da el reglamento. Sin embargo, los árbitros no apreciaron en ese momento la ilegalidad. El comité de reglas, avisado por un espectador, revisó el vídeo mientras Tiger estaba jugando el hoyo 18, y determinaron que había cumplido con la norma, así que Woods entregó la tarjeta con el beneplácito de la organización.
El comité sentenció que había violado la norma y, después de reunirse con Woods, le castigó con dos golpes. “Dropé como pensé que era correcto y de acuerdo a las reglas. No sabía que había violado las normas. Acepto la sanción”, expresó El Tigre. Su descalificación fue descartada puesto que el comité había rechazado inicialmente, antes de que Woods entregara su tarjeta, que el jugador cometiera ningún error.
Los jueces apelaron a la regla 33.7, que recientemente ha implementado la USGA, en la que tras una descalificación puede ser repescado excepcionalmente si se demuestra que no hay voluntariedad. “Hace dos años habría sido descalificado, pero las reglas han cambiado, y puedo jugar”, decía Tiger.
Eso le salvó, pero provocó un incendio entre los aficionados, los golfistas y varios ex jugadores.
Algunas opiniones
Sergio García: “Me da risa. Augusta toma sus decisiones, pero si me ocurre a mí y he firmado una tarjeta incorrecta, no soy capaz de salir a jugar, aunque me dejen. He hablado con otros jugadores y hubieran hecho lo mismo, retirarse. Yo soy futbolista a muerte, pero el fútbol es de mentirosos y de tramposos. El golf ha de ser otra cosa. Por eso es tan grande”.
Fred Couples: “Esta es una gran regla. Es fantástico que la USGA la haya hecho porque así se podrá salvar a cualquier jugador que haga algo por desconocimiento, ya sea Tiger o un golfista anónimo. Es algo bueno para el juego”.
Nick Faldo: “Tiger jugó con ventaja y rompió las reglas del golf. Debería haber admitido su error y decir: ‘Me voy a casa ¡Nos vemos la próxima semana! Él es juez y jurado de este deporte”.
David Howell: “No había manera de salvarle del torneo. Él tomó la determinación de jugar en el mismo lugar donde había pegado el anterior golpe y él decidió mover la bola una yarda. Por eso debería estar descalificado”.
Graeme McDowell: “En lugar de ser descalificado, el jugador es penalizado. Me parece algo decente. Sin Tiger en la ecuación es justo y con él, el debate está servido en televisión, medios…».
David Duval: “Debería estar descalificado. Tiger usó un drop para ganar ventaja. Con esto se sienta un precedente que deja cierta libertad a la hora de firmar la tarjeta. Con el retraso de Guan sí fueron más estrictos. Es una decisión de los jueces”.
David Lynn: “Entiendo la nueva regla y es algo bueno para el golf. ¿Se acuerdan de Mark Roe en el British de 2003? (Fue descalificado por algo similar). Ahora no habría pasado. El problema que hay es con que criterio aplicar esta nueva medida».
Nick Watney: “Estoy seguro de que se siente muy mal por ello y sé al 100% que no lo hizo con mala intención. No lo volverá a hacer nunca”.
Lucas Glover: “Tiger está tan al día con las reglas como nadie. Siempre fue un purista de este deporte y me siento cómodo con que siga. Creo que los jueces hicieron lo correcto”.
Steve Stricker: “No había pasado nada hasta que dio la rueda de prensa y dijo que había dropado dos yardas atrás. Si le hubiesen dicho algo los jueces, él hubiera respondido: ‘Tenéis razón’. Y fin de la historia. No tenía que ser descalificado, aunque hubiese sido dropaje ilegal”.
Con infromación de El País, La Provincia y As.com
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