Aunque es un hecho que el golfista que disfrute del competir a cualquier nivel vivirá una cierta intensidad de ansiedad o estrés, no es lo mismo el vivenciarlo en uno o dos tiros en unos pocos hoyos, que un estrés prolongado que acompaña al golfista en varios días o torneos.
Es decir un golfista que cada vez que va a jugar un torneo o una ronda importante la semana previa comienza a vivir una ansiedad desmedida que no le permite dormir bien, terminar de jugar y no poder dejar de pensar en lo que no hizo bien o en sus temores futuros está en graves problemas. ¿Por qué?
Porque este tipo de estrés que desgasta la mente y el cuerpo en forma gradual genera que la resistencia física y mental vaya mermando en forma importante. Hasta el punto de llegar a mostrar un nivel muy bajo de juego, como un nivel muy alto de frustración y cansancio.
Las consecuencias psicológicas que se observan en el golfista que es víctima de un estrés prolongado son las siguientes: Se desconcentrará muy fácil y le costara mucho mas volver a enfocarse, a su vez cometerá errores muy básicos, le costara ir a jugar y estallara por cualquier situación que lo amerite o no.
Si lo que ocasiona este estrés son situaciones que no están en sus manos resolver o no puede controlar el golfista debe eliminar estos pensamientos y concentrarse en las acciones que dependen de él, buscando encontrar un sentimiento de bienestar y tranquilidad dentro de la situación que vive.
Si lo que ocasiona este estrés esta en sus manos poder controlarlo con nuevas habilidades técnicas, tácticas o mentales empiece a controlar gradualmente las situaciones que generan esta ansiedad desmedida.
Para recuperar el rendimiento luego de un estrés prolongado el golfista puede tardar cierto tiempo, dependiendo de ciertos factores como los siguientes:
Nivel de tolerancia del estrés de cada deportista: Cada persona posee diferentes capacidades de tolerancia al estrés. Cuanto más capacidad, más posibilidad para soportar el estrés y resolverlo sin sentir los efectos negativos del mismo en toda su expresión.
Cuanto más baja sea su capacidad estará más propenso a caer rápidamente en situaciones estresantes extremas y con más posibilidades de desarrollar síntomas psicosomáticos como insomnio, agruras estomacales, gripas, dolor de garganta, etc.
Edad del golfista: En general hasta los 9 años aproximadamente el golfista todavía no tiene creada la presión de ganar y de dar un buen resultado. Es a partir de esta época que el golfista comienza a autopresionarse o sentir la presión que los demás le generan.
Consecuencias en los resultados o en la confianza del tiempo que vivió el estrés prolongado: Si durante el proceso de este estrés prolongado las consecuencias fueron muy negativas, entonces al golfista le costara recuperarse tanto a nivel mental en su confianza, expectativas, concentración como a nivel de la resistencia física.
Las acciones para reducir el estrés le ayudaran a que este sea más controlado pero la realidad es que si este estrés no se le da la respuesta prontamente mas allá de una buena tolerancia al estrés, empieza a generar consecuencias negativas en su concentración, confianza, motivación y en la toma de decisiones. Como en su capacidad física, técnica, táctica y mental. Ningún golfista se escapa a esto.
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